(Edición escrita)
Si quieren ver a un equipo que juega bien en la Copa Perú, vean a Tayca de Huarmey. Compacto en todas sus líneas y empeñado en practicar un fútbol simple. Espera tranquilo en su campo; llega el pelotazo a su área, los centrales Pérez y Cruz la rechazan procurando que el balón caiga en los pies de Elvis Cruz. Solo eso basta. Cruz hace pirueta y media con la pelota en pleno mediocampo, no se sabe qué hace (pregúntenle a Mendoza, López, Pereda y todo aquel indoamericano que marcó al cerebro huarmeyano), pero termina cediendo a sus delanteros. Ay si la agarra Rolando Torres, un “9” movedizo, táctico, vivo y sobre todo aguerrido. No es el equipo perfecto. No es lo mejor que hemos visto, pero sí un modelo a seguir.
De lecciones está hecho el fútbol, también se ha dicho. Y la lección número uno, después de ver perder con justicia a Indoamérica, es la energía de toda una oncena para salir adelante y jugando de visitante.
Indoamérica limitado
Qué lección la de los huarmeyanos que empezaron aguantando el partido en media cancha. A pesar de ello, la primera clara fue para Indoamérica con un tiro de “tijera” de Muñoz que el arquero Cruz tapó.
A los 13, Tayca controlaba el partido y Juan Morales, tras una arremetida huarmeyana, se quedó frente al arco y la echó arriba. Era una advertencia.
Y los casmeños, limitados. Llegaban con lo justo al área rival y no concretaban. Muñoz lucía solo, necesitado de buenos balones y un compañero más servicial; y más que eso, era absorbido por la aplicada zaga huarmeyana. Guevara intrascendente salvo un tiro sorpresivo de larga distancia que impactó en el travesaño a los 21. Pereda robaba las pelotas pero era lento. López también quitaba pero entregaba mal (ocasionó muchos contragolpes de Tayca). Y lo peor de la tarde: los laterales de Indoamérica. Un recontra tímido Mendoza que muy pocas veces se despuntó por la derecha; y un pesadísimo Montes que marcaba mal, y en ofensiva encontraba los espacios para irse, pero centraba pésimo. Con esos marcadores desesperantes, los de El Palmo siempre ‘regalaban’ la pelota a Tayca.
Lo inesperado
El ‘modesto’ Tayca, a los dos minutos del segundo periodo, ya se había perdido el primero hasta en dos ocasiones.
En el cuadro local, Muñoz era el más inquietante y el encargado de llenar de ilusión al estadio casmeño a los 13. Se apareció movedizo por el área contrincante, trianguló con un compañero y sacó un remate que terminó adentro. 1-0 que no duró mucho.
Dos minutos después, el mejor jugador de la tarde, Rolando Torres, se escapó por derecha y en medio de dos defensas y el portero Quispe, tiró. Adentro también. 1-1 y a empezar de nuevo.
A partir de ahí, el cotejo se trabó más de la cuenta. No habían llegadas claras y la emoción la ponía una banda de músicos antes que los jugadores. Tayca, cual equipo asesino, esperaba su última opción…
Y la tuvo a los 46. El equipo casmeño lucía desarmado en defensa, condición aprovechada por Gularte quien terminó bien un fulminante contragolpe.
Es un golpe al corazón de Indoamérica. Es perder 2-1 ahora que los goles de visitante valen por dos en caso haya empate de puntos y tantos. En Huarmey, Indoamérica tendrá que ser un Tayca. La lección de cómo serlo ya la tiene. Se la dieron en su mismo estadio.
De lecciones está hecho el fútbol, también se ha dicho. Y la lección número uno, después de ver perder con justicia a Indoamérica, es la energía de toda una oncena para salir adelante y jugando de visitante.
Indoamérica limitado
Qué lección la de los huarmeyanos que empezaron aguantando el partido en media cancha. A pesar de ello, la primera clara fue para Indoamérica con un tiro de “tijera” de Muñoz que el arquero Cruz tapó.
A los 13, Tayca controlaba el partido y Juan Morales, tras una arremetida huarmeyana, se quedó frente al arco y la echó arriba. Era una advertencia.
Y los casmeños, limitados. Llegaban con lo justo al área rival y no concretaban. Muñoz lucía solo, necesitado de buenos balones y un compañero más servicial; y más que eso, era absorbido por la aplicada zaga huarmeyana. Guevara intrascendente salvo un tiro sorpresivo de larga distancia que impactó en el travesaño a los 21. Pereda robaba las pelotas pero era lento. López también quitaba pero entregaba mal (ocasionó muchos contragolpes de Tayca). Y lo peor de la tarde: los laterales de Indoamérica. Un recontra tímido Mendoza que muy pocas veces se despuntó por la derecha; y un pesadísimo Montes que marcaba mal, y en ofensiva encontraba los espacios para irse, pero centraba pésimo. Con esos marcadores desesperantes, los de El Palmo siempre ‘regalaban’ la pelota a Tayca.
Lo inesperado
El ‘modesto’ Tayca, a los dos minutos del segundo periodo, ya se había perdido el primero hasta en dos ocasiones.
En el cuadro local, Muñoz era el más inquietante y el encargado de llenar de ilusión al estadio casmeño a los 13. Se apareció movedizo por el área contrincante, trianguló con un compañero y sacó un remate que terminó adentro. 1-0 que no duró mucho.
Dos minutos después, el mejor jugador de la tarde, Rolando Torres, se escapó por derecha y en medio de dos defensas y el portero Quispe, tiró. Adentro también. 1-1 y a empezar de nuevo.
A partir de ahí, el cotejo se trabó más de la cuenta. No habían llegadas claras y la emoción la ponía una banda de músicos antes que los jugadores. Tayca, cual equipo asesino, esperaba su última opción…
Y la tuvo a los 46. El equipo casmeño lucía desarmado en defensa, condición aprovechada por Gularte quien terminó bien un fulminante contragolpe.
Es un golpe al corazón de Indoamérica. Es perder 2-1 ahora que los goles de visitante valen por dos en caso haya empate de puntos y tantos. En Huarmey, Indoamérica tendrá que ser un Tayca. La lección de cómo serlo ya la tiene. Se la dieron en su mismo estadio.
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