“Va a faltar papel”, decían en el entretiempo los integrantes de la mesa de control. Pues terminada la primera etapa del partido, la hoja de planilla de juego, donde se anotan las incidencias del encuentro, lucía repleta de goles en la parte correspondiente a Indoamérica. Si el primer tiempo acabó 8-0, ¿cómo sería el segundo periodo?, se imaginaron los miembros de la mesa.
Ocurrencias que pasan cuando se dan resultados de escándalo. Y resultados que se dan cuando en el campo existe un equipo como San Isidro, que a pesar de ir perdiendo por goleada, se mantenía jugando igual: atacaba como si estuviera ganando, y defendía con tres, con un relajo absoluto.
Pedirle a San Isidro seriedad táctica sería descabellado. Procedente del sector Chipre, Cochabamba, los rojos eran debutantes de la Copa Perú y mostraban, siempre, más entusiasmo que fútbol. Para ellos se cumple a la perfección la máxima: lo importante es participar. Y qué bueno, porque eso es la esencia del deporte.
Y qué mal, porque al frente tuvieron a Indoamérica, un equipo casmeño copero, que sin ostentar el nivel de excelente, aplastó a un rival encarnado en Papá Noel.
Primer tiempo arrollador
Gianfrank Blanco no esperó mucho para probar qué tanto le iba a resistir la defensa cochabambina. A los dos minutos arrancó desde la media cancha, y de izquierda a derecha emprendió la diagonal, superó a sus zagueros, disparó, el arquero la devolvió, él se la volvió a encontrar y adentro.
A los 4 y a los 8, San Isidro casi empata, por la pasividad indoamericana en defensa.
Pero a los 13, Guevara centró a la testa de “Pachín” Castillo, quien cabeceó hacia atrás ante la sorpresa del arquero Alcides Vega. 2-0.
Indoamérica jamás apretó el acelerador. Solo esperaba tener la pelota para ir hacia al frente y anotar. Guevara y Sevillano cumplieron su tarea al igual que Blanco y Rojas en la delantera.
Pero la defensa casmeña sufría de vez en cuando con Ruiz Colonia, el número 9 de San Isidro, quien con puro gambeta y amagues hacía daños a la zaga del cuadro de El Palmo.
Y como los goles caían por propio peso, a los 23, Percy Rojas se la encontró solo en el área, y remató para marcar el 3-0. Seis minutos más tarde, Jorge Rojas puso el 4-0 con remate cruzado.
A los 33 y 35, Guevara estampó su nombre en este partido con dos golazos: en uno colgó al arquero; y para el 6-0 volvió a sombrear la pelota para definir con cabeza.
La defensa de San Isidro de Chipre daba muchas facilidades. Y a los 40 llegó el 7-0. “Pachin” centró y Blanco definió solitario, con un cabezazo. Tres minutos después, otra vez Blanco apareció para poner el 8-0 esta vez de forma increíble. En el aire, le ganó al arquero, y definió de cabeza.
Indoamérica desacelera
Evidentemente que la situación no variaría mucho para esta segunda mitad. Y más aún cuando al minuto de juego, uno de los mejores de San Isidro se fue expulsado tras recibir su segunda amarilla. Colonia había golpeado a Guevara, y sus constantes groserías a sus compañeros y rivales, le merecieron la roja con justicia.
Entre tanto, los goles siguieron llegando. A los 4 y 19, Gianfrank Blanco puso el 9-0 y luego el 10-0. Con lo que selló cinco tantos en su cuenta. Y a los 25, Castillo colocó el concluyente 11-0.
Indoamérica la tuvo fácil en el comienzo. Sirve para tener confianza, para animarse, pero no para sobrarse.
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